Atlas de la Resiliencia


Hablar de resiliencia es hablar de Colombia y sus comunidades. Pese a los múltiples desafíos y tragedias que ha traído la violencia, especialmente en los territorios más afectados por el conflicto, las mujeres, los hombres, los niños y las niñas, las personas mayores y los colectivos comunitarios han tenido la entereza de recuperarse de las acciones violentas y seguir trabajando para mitigar sus efectos y buscar que no se repitan.
Como capacidad colectiva para hacer frente a situaciones adversas, desarrollada desde y para las comunidades, la resiliencia comunitaria ha sido el propósito de la actividad Somos Comunidad en Colombia, un país altamente afectado por el conflicto armado, con presencia de múltiples grupos armados y actividades criminales que han impactado negativamente a las comunidades, profundizando sus condiciones de vulnerabilidad y fracturando su tejido social.
Este Atlas de la Resiliencia es el resumen de un esfuerzo colectivo, donde las comunidades, la institucionalidad y los ánimos vibrantes y colaborativos de los territorios y su gente han hecho posible que la resiliencia comunitaria persista. En estas historias reales y sentidas está la vivencia y evidencia de cientos de personas que, desde los montes y sabanas del Caribe y los valles del Pacifico a los caminos del Catatumbo y las montañas del Cauca siguen jugándosela toda para seguir adelante defendiendo la vida.

Esta libro colecciona perfiles territoriales que reviven e ilustran las memorias y experiencias de líderes, lideresas y comunidades que participaron en 50 iniciativas de resiliencia comunitaria implementadas por la actividad Somos Comunidad en 10 municipios del país: San Jacinto, El Guamo y El Carmen de Bolívar en Bolívar; Tierralta y Valencia en Córdoba; Cáceres y Caucasia en Antioquia; Santander de Quilichao en Cauca; Sardinata en el Norte de Santander y Tumaco en Nariño.


Desde las voces de los territorios, las páginas de este libro son una invitación a reflexionar sobre la construcción territorial de resiliencia comunitaria promovida por esta actividad y un viaje visual a diferentes territorios del país para conocer y comprender cómo las comunidades se organizan colectivamente y realizan acciones para hacer frente a situaciones de conflicto, crimen y violencia.
Las iniciativas fueron construidas a partir de los relatos de quienes participaron en ellas, están divididas en perfiles municipales y regionales, y agrupadas en seis categorías que recogen de forma general los procesos comunitarios implementados.
En Colombia, la comunidad LGBTQIA+ ha enfrentado violencia severa durante el conflicto armado, especialmente en Sardinata y Bajo Cauca, donde los grupos armados los han atacado. La falta de protección por parte de las autoridades, particularmente de la Policía, ha exacerbado la desconfianza y la discriminación. Para abordar esta situación, la actividad Somos Comunidad promovió la colaboración con la Policía local en municipios como Cáceres, Tumaco y Sardinata, implementando actividades con enfoque de género. Estos esfuerzos buscaron transformar las percepciones negativas, mejorar las relaciones y fomentar el diálogo, incluyendo la creación de murales que celebraban las identidades LGBTQIA+.
En municipios como Caucasia, Tumaco, Sardinata, Tierralta y El Carmen de Bolívar, consumo problemático de sustancias psicoactivas entre los jóvenes representa un factor de riesgo para el crimen y una amenaza para la armonía social. Para combatir esto, Somos Comunidad implementó programas que promueven la convivencia saludable a través de actividades artísticas, pedagógicas y psicosociales. En Caucasia, el fútbol se utilizó como herramienta para construir paz y resiliencia, creando conciencia sobre los impactos del consumo problemático de sustancias psicoactivas. La iniciativa también creó espacios seguros mediante talleres de música, danza, fotografía, redes sociales y sesiones educativas sobre prevención de drogas y resolución de conflictos.
Los jóvenes en San Jacinto, Bolívar; Tierralta, Córdoba; y Tumaco, Nariño, enfrentan violencia y riesgos como el consumo problemático de sustancias psicoactivas, la presencia de grupos armados y la falta de oportunidades. Para abordar esto, Somos Comunidad lanzó iniciativas juveniles para crear espacios seguros y factores de protección. En San Jacinto, las capacitaciones se centraron en la prevención de drogas, mientras que en Tumaco, los talleres llevaron a la creación de una red virtual para apoyar a aquellos en riesgo. En Tierralta, se formó un grupo musical folclórico para involucrar a los jóvenes, proporcionando instrumentos y reduciendo su participación en el crimen y la violencia.
Para reducir la desconfianza pública hacia la Policía, Somos Comunidad desarrolló programas en Tierralta y San Jacinto para mejorar las relaciones y promover la convivencia. Estos incluyeron la educación tanto de la Policía como de la comunidad sobre el código nacional de seguridad y convivencia, y la realización de actividades como proyecciones de películas en el parque. En Tierralta, compartir esta información fomentó el entendimiento, mientras que en San Jacinto, los participantes aprendieron a dialogar y mediar en conflictos. Estos esfuerzos subrayan la importancia de fomentar la colaboración entre el público y las instituciones oficiales para fortalecer la resiliencia comunitaria.
La violencia de género y las desigualdades, legados del conflicto armado en Colombia, afectan gravemente a municipios como Cáceres, Caucasia y El Guamo. Somos Comunidad lanzó iniciativas para fortalecer las organizaciones de mujeres en estas áreas, ofreciendo talleres de dos semanas sobre prevención de la violencia, autocuidado y creación de herramientas. En Cáceres, las mujeres rurales se empoderaron, mientras que en Caucasia y El Guamo, el enfoque se adaptó a las necesidades de cada grupo, enfatizando la importancia de entender las experiencias e intereses únicos de cada organización.

Transversalmente, construir resiliencia también ha requerido reencontrarse con la institucionalidad para sumar granos de arena en una relación fracturada. El trabajo de estas comunidades y el papel de los líderes y lideresas que desde su territorio construyen oportunidades en contextos aún violentos representa el alma de la resiliencia comunitaria y del proceso promovido por Somos Comunidad.

Ilustraciones: @danielasaninangel
Ilustraciones: @danielasaninangel